Eduardo Galeano

No acaban con la pobreza
no nos sacan del subdesarrollo,
no socializan los medios de producción y de cambio,
no expropían las cuevas de Alí Babá.
Pero quizás desencadenen
la alegría de hacer, y la traduzcan en actos.
Y al fin y al cabo,
actuar sobre la realidad y cambiarla,
aunque sea un poquito,
es la única manera de probar
que la realidad es transformable.

 

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago
kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos,
esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas
cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar
estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la
mar, y tanto su fulgor, que el niño quedo mudo de 
hermosura. 
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando,
tartamudeando, pidio a su padre:

-¡Ayúdame a mirar!

Textos clásicos y de la sabiduría universal seleccionados por el autor